Comida y primigenios

Desde la ciudad de R'Lieh, hace contacto el que duerme, no está muerto lo que solo está dormido y tras incontables eones incluso la muerte puede morir...

Pero mientras pasan todos esos eones, Cthulhu llama a sus secuaces, muchos de ellos desde las aguas, donde se albergan oscuridades heladas y antiguas, donde lo inimaginable comienza a tomar forma; ellos oyen su llamado:

Lamentablemente para sus ezbirros, fueron a parar a una red, y en las hábiles manos de un mexicano dentro de una cantina con ambiente familiar, terminaron en uno de los más de 35 platillos del buffet de mariscos al que asistí.

Así, pues, fueron sometidos a fuego lento, les arrojaron sal y condimento, las hordas de calamar y surimi empanizado se convirtieron en alimento; el mojo de ajo y el perejil, el queso y el picante, unas gotas de limón, salsa y un tenedor, aporreados con calabazas, cebolla y verduras, heridos con vinagreta y decorados con pimiento, dentro de un coctel con catsup, cilantro, aguacate y cebolla se ahogaron sus lamentos... lamentos no por su muerte corporal, sino por haber fallado a su maestro, que desde otras dimensiones los contempla, fallidos, vencidos, en mi estómago molidos y después digeridos...

  

¡Maldición! Cthuluh me ha encontrado, su último sirviente lanzó gritos desesperados, fuerzas más allá del discernimiento humano atacan mi computadora y hacen que la imagen aparezca volteada, su terrible maldad hace que blogger ponga mi fotografía girada 90°a la izquierda, pues quiere humillarme y disminuir mi voctoria, pero sus esfuerzos son en vano, aun con el estómago casi a reventar, debilitado por tanto comer y luchar contra sus secuaces, me armo de valor, bebo un sorbo de mi Ginger Ale en las rocas y pongo fin a sus vanos intentos de supervivencia...


Así, por un momento, aunque sea un instante en la inmensidad del tiempo y del caos abismal, pude repeler la invasión terrenal propiciada por los antiguos, esforzándome con uñas y dientes y sin tener piedad ni remordimientos, comiendo perversas creaturitas, con ojitos saltones, muchas patitas, caparazones y pinzas, vaciando ostras, ostiones y mejillones, sintiendo ventosas en mi lengua, mordiendo moluscos y crustáceos, dando mi máximo esfuerzo por no decaer, hice mi parte, vencí plato tras plato de sus hordas... y la clave de la victoria es que puedes escoger a quién quieres comer.


Si deseas prolongar la existencia de la humanidad, no es tarea fácil, ni mucho menos es gratis, entrar al campo de batalla disfrazado de cantina familiar y llamado El Baluarte de Oro, no tiene costo, sin embargo, las armas afiladas, los lienzos de batalla y los altares de sacrificio provistos por los diligentes escuderos, cuestan $156 por persona todos los sábados. El grito de carga contra el mal comienza a las 2pm sin embargo puedes alistar tus fuerzas desde antes, pues muchos gustan de defender al mundo, invita a tus amigos, la sangre y las entrañas de los caídos saciarán su hambre salvaje.


Aliviar tu sed en promedio anda en unos $30 adicionales y si deseas torturar a los seres acuáticos que has lanzado a tu estómago y que se retuerzan con alcohol, las bebidas preparadas inician su precio en $63.


De domingo a lunes el campo de batalla sirve como una cantina familiar de muy buen sazón con botana a la carta (2 o 3 copas mínimo, aunque los refrescos también cuentan como copa) o pueden pagar los platillos por separado si no desean bebidas. 


Haz tuyo el sabor cualquier día o prepárate para la masacre que se avecina cada sábado en Av. Morelos #158 col. Artes Gráficas. Tienen estacionamiento pero no se si cobren aparte; yo voy a pata, puedes preguntar o reservar al 5741-0673.
Los metros más cercanos son:
-Jamaica línea9 y caminas hacia calzada La Viga, pasando el Elektra y la guardería del IMSS pero si llegas al OXXO de la esquina ya te pasaste.
-La Viga línea8 y caminas hacia Avenida morelos, pasas por El Pollo Feliz y desde la esquina se ve el lugar.


-BUENA CAZA, BUEN PROVECHO, espero oír de sus hazañas.