Pos aquí en la casa. (Si les da hueva leer pasen hasta los dos últimos párrafos).
Esperando una llamada que le quite lo nublado al día.
La esperanza es lo único que queda, ¿No?
Mientras espero, leí al compita reptilio en su blog, (dense una vuelta).
Él decía en una publicación acerca de su mudanza y el montón de triques que tenemos empolvándose.
¿Quién no tiene un montón de cosas inútiles guardadas?
No sé si tenga que ver 100% con la educación familiar.
El hecho es que sí replicamos lo aprendido.
Mi abuelo fue chilango en el sentido original de la palabra.
Vino de provincia al DF y se estableció.
Empezó desde abajo, casi sin dinero.
Acumulaba, reparaba, vendía, hacía trabajos diversos como carpintería, plomería y tapicería.
Orgulloso digo que cargo un poco de esos oficios, pero eso es de otro post del futuro (Sí, como Jesucristo, el robot del futuro, que pinche rola tan más chingona).
Así, mi padre aprendió esos oficios de niño.
Por suerte mi padre y sus hermanos y hermanas pudieron tener estudios gracias al esfuerzo del abuelo.
Después crecieron.
Cada quién su vida.
Pero en casa mi padre guardaba fierro, madera, tubos y montones de cosas en un cuarto de azotea hecho de lámina.
¿Quién no tiene o tuvo uno de esos? También es muy mexicano.
Ahora yo vivo aquí.
La casa de mi inflancia.
No me equivoqué, escribí inflancia.
Limpiar, remodelar, pagar los servicios.
Había muchas cosas de mi infancia, cosas de la familia y WTF! cosas de familiares que ni viven aquí... por si acaso.
Por si se ofrece.
En mis más de 30 años nunca se ha ofrecido.
Así que ALV.
Aún así yo tengo la maña de acumular.
No espero 30 años en tirarlas pero de buenas a primeras ¡PUM! se van a la basura, como Clarita.
Lo bueno que pasa la camioneta de fierros viejos que venda y en lugar de pagarle 10 varos al de la basura, a mi me dan $5.
Jajaja pinche pequeño cerdo capitalista.
(Me da curiosidad ese libro).
Total, que yo creo que esta semana me voy a echar un clavado a ese cuarto que tengo lleno de trebejos.
Voy a volver a escombrar.
Volver a tomar esos recuerdos.
Dejarlos ir.
Estoy construyendo nuevos.
No olvidaré de dónde vengo.
Del esfuerzo de hace 2 generaciones.
Pero no creo que los que se aferran al pasado sean felices.
Me acuerdo de un capítulo de "Acumuladores".
Vivían una ruca gringa y su hijo.
Entre montañas de papeles y madre y media.
Prendían la luz y literal un hormiguero ¡Pero de cucarachas!
Las cucarachas no me asquean pero igual no mamarrrrrr.
Lo único que vale la pena acumular es porno.
Algo así pasa con quienes acumulan recuerdos, apegos, tristezas...
Déjenlos ir.
En la práctica de artes marciales, uno practica durante años y acumula conocimientos y técnicas específicas.
Golpes, patadas, piquetes de ojos y hasta el toque de la muerte.
Después de mucha práctica uno se puede volver más cabrón que Gokú.
Pero cuando después se quiere aprender otro arte distinto, tenemos un aprendizaje y un estilo tan arraigados que el nuevo cuesta trabajo.
Las cosas no se olvidan, pero hay que aprender desde cero.
Le dicen "Vaciar la taza".
Y así puedes volver a llenarte de conocimientos.
De la forma adecuada.
Con menos interferencias.
Con menos prejuicios.
No se si leyeron todo el choro, pero si saltaron directamente hasta el final, se trata de no acumular cosas materiales o inmateriales porque ambas se pudren.
Hay que estar libre para hacer algo nuevo y bien hecho, sin que esto signifique olvidar el pasado.
...y fin.
desde año nuevo procuro seguir tirando lo que no necesito
ResponderBorrarmaterial y espiritualmente
espero que como bien dices pueda cambiar mi educación al respecto, dejar ir, desprenderse, chido men
gracias por la reco
Era acumuladora compulsiva. Todavía tengo muchas cosas que ni recuerdo tienen pero son bonitas y ahí están.
ResponderBorrarHace poco una de mis hermanas se le ocurrió vender cosas que sirvieran a otros. Una especie de venta de garage. Lo recaudado serviría para comprar mis medicinas. El pp es un puto barril sin fondo. Te deja sin dinero. La cosa es que cada fin de semana mi hermana cruza la ciudad para venir a casa de mi otra hermana quien prestó su cochera para tal efecto.
Yo ayudo - es lo menos que puedo hacer- vendindo con mi hermana. Unas veces una pone la comida, otras veces la otra y otras veces yo.
La cosa es que me fui desprendiendo de lo que ya no quería. Antes ya había dado a cada uno de kif hijos cinco minutos en mi cocina para llevarse lo wué quisieran. Trastos, vajillas, cubiertos, vasos, en fin. Después me puse a sacar todo lo que no me servía para venderlo.
Algunos familiares al saber la labor altruista de mi hermana han donado cosas, ropa y chunches. Todas las semanas por poco que vendamos sale para mis medicinas.
Nunca pensé que se pudiera sacar provecho de lo que a uno ya no le sirve amén de deshacerse de recuerdos que ya ni siquiera eso son.
Un saludo.